En agosto no hay que pagar tique de la ORA para aparcar el coche en zona azul, pero no hay quien se libre de soltar una propina a los gorrillas que se adueñan de las zonas de estacionamiento no reguladas este mes por la ordenanza. Nadie está obligado a darles nada, pero a veces una simple frase como «no me responsabilizo de su coche» hace que el conductor se sienta obligado a pagar el impuesto revolucionario. La concejal de Seguridad y Circulación, Nuria Fuentes, y la Policía Local han recibido quejas de los vecinos de Murcia en este sentido y de ahí que hayan montado un dispositivo especial de vigilancia, que entró ayer en vigor. Está formado por seis agentes, que trabajarán en turnos de mañana y tarde, incluso los sábados en la zona comercial del centro y de las zonas de ocio. El subinspector José María Mainar explica que «como no hay una ordenanza específica, se les denuncia por transitar por la calzada existiendo zona peatonal, en base a la Ley de Seguridad Vial, artículo 49.1 opción 3 y la sanción es de 36 euros. La Verdad acompañó ayer al cabo Antonio Luis y a los agentes Ramón, Diego, Sergio y Enrique en una batida por la ciudad para pillar in fraganti a los gorrillas. La primera zona de actuación fue la calle de La Gloria, en las inmediaciones de la Jefatura Provincial de Tráfico. Un inmigrante de Mali, de 33 años, que dice llamarse General, es el primero en ser denunciado. Dice que apenas se saca 2 ó 3 euros al día porque las propinas que recibe son monedas de 10 ó 20 céntimos. En la misma calle denuncian a Esteban, que es murciano, y acumula ya varias denuncias. Incluso está pendiente de juicio porque ha sido reincidente más de tres veces. «Si tuviera otro medio de vida -indica a La Verdad- no estaría haciendo esto». Asegura que «hay gente que se porta bien y te da algo, otros se ríen». En la misma calle es denunciado Ide Zibo, de Níger: «Antes trabajaba en el campo, ahora no tengo nada. Saco sólo un poco para comida». Las inmediaciones de El Corte Inglés es otra de las zonas tomadas por los gorrillas. En la calle Condestable denuncian a Agustín, sobre quien existe una orden de alejamiento por malos tratos en Cartagena. En Torre de la Marquesa, los agentes hallan a otros dos aparcacoches. Uno de ellos, Ali Ben Salmerón, de 36 años, es un viejo conocido de la Policía. Toxicómano, le hallan jeringuillas encima y le preguntan si lleva destornillador, por lo que le inspeccionan la mochila y le piden que se suba las patas del pantalón. De vuelta a la calle de La Gloria dos horas después, hay otros gorrillas distintos. Uno de ellos se esconde entre dos coches y logra escapar de la Policía. Esteban se deja ver de nuevo, pero al percatarse de la presencia policial indica que está sólo de paso.
Textos imágenes tomadas de La Verdad.es
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